Autor:
Rodrigo Lopez

La reforma laboral propuesta por el gobierno de Javier Milei fue finalmente reglamentada, marcando un antes y un después en el mercado laboral argentino. El decreto 847/2024 detalla cambios que buscan modificar la estructura tradicional del empleo en tres aspectos clave: la formalización de trabajadores, la contratación de independientes, y la flexibilización de los mecanismos de cese laboral.

Uno de los ejes principales de la reforma es el blanqueo de impuestos al trabajo, una medida que apunta a combatir la informalidad laboral en las empresas. Se condonará hasta el 90% de las deudas por aportes patronales para MiPymes, mientras que las grandes empresas verán una reducción del 70%. Esto, según el gobierno, incentivará la formalización del empleo y brindará mayores oportunidades en el sector privado.

Además, la reforma introduce la figura del "trabajador independiente", que será contratado bajo un sistema de monotributo. Las nuevas normativas limitan a estos empleados a tres trabajos simultáneos y exigen una declaración jurada ante la AFIP. De esta manera, el gobierno asegura que busca simplificar el proceso de registración laboral y fomentar la legalidad en contrataciones.

En cuanto al cese laboral, el decreto establece que ya no será necesario el sistema tradicional de indemnización. Las empresas y sindicatos podrán acordar diferentes modalidades, como fondos colectivos o seguros de cese, siempre bajo el consentimiento mutuo. Los pagos podrán ser mensuales o en un único desembolso, dependiendo de lo pactado en cada convenio colectivo.

La reglamentación de esta reforma ha generado fuertes críticas desde los sectores sindicales y de la oposición, que ven en estos cambios una posible precarización de las condiciones laborales. No obstante, el gobierno defiende la medida como un paso necesario para modernizar las relaciones laborales y promover un mercado más dinámico.