Autor:
Jeremias Torres Tonetti

El Papa Francisco sorprendió este domingo al aparecer en la Plaza de San Pedro al finalizar la misa por el Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Salud, en una reaparición pública que conmovió a los fieles presentes. “Feliz domingo a todos”, saludó el pontífice, repitiendo la frase con una sonrisa mientras era ovacionado por los asistentes.

Según informó la agencia ANSA, el Santo Padre, de 88 años, llegó en silla de ruedas y con asistencia de oxígeno, luego de atravesar un período de aislamiento en su residencia y 38 días de internación por una neumonía bilateral que, según fuentes eclesiásticas, puso en riesgo su vida. Su presencia en la celebración, presidida por el arzobispo Rino Fisichella, fue especialmente significativa dado el delicado estado de salud que enfrentó recientemente.

Antes de su llegada a la plaza, Francisco atravesó la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, se confesó y oró en privado, según confirmó más tarde el Vaticano. Durante su breve paso por el lugar, fue recibido con aplausos, emoción y gritos de “¡Viva el Papa!” por parte de los fieles congregados.

Aunque no pronunció un discurso en vivo, durante la misa se leyó un mensaje escrito en el que el Papa compartió reflexiones sobre su enfermedad y el sufrimiento. “Comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás”, escribió. Citó también a su predecesor, Benedicto XVI, para criticar con firmeza a una sociedad que margina a los enfermos: “Una sociedad que no acepta a quienes sufren es cruel e inhumana”.

Además, el Vaticano difundió el texto del Ángelus dominical, en el que Francisco pidió mejores condiciones laborales para los profesionales de la salud y reclamó mayor inversión en los sistemas públicos de sanidad, con el objetivo de garantizar el acceso a los sectores más vulnerables.