Swiatek arrasa en Wimbledon y completa su colección de Grand Slams con un histórico doble 6-0

Iga Swiatek ya no le debe nada a la historia. A sus 24 años, la tenista polaca cerró el círculo y conquistó su primer Wimbledon con una actuación demoledora: venció a la estadounidense Amanda Anisimova por un inapelable 6-0 y 6-0 en apenas 57 minutos, y se quedó con el único Grand Slam que le faltaba.

Dueña absoluta del polvo de ladrillo —ganó cuatro veces Roland Garros—, Swiatek había sido cuestionada durante años por su rendimiento en césped. Pero esa deuda pendiente quedó saldada este sábado en el All England Club, donde no solo ganó su primer título sobre pasto, sino que alcanzó su victoria número 100 en Grand Slam, siendo la jugadora más rápida en lograrlo desde Serena Williams en 2004.

Con esta consagración, Swiatek suma ya seis títulos de Grand Slam, tras conquistar también el US Open en 2022. Además, se convirtió en la tercera tenista en la historia en ganar sus primeras seis finales de Grand Slam, un récord que solo comparten Margaret Court y Monica Seles.

La final, sin embargo, fue un trámite. Swiatek impuso su dominio desde el primer punto ante una Anisimova claramente superada por el contexto. La estadounidense, que disputaba su primera final grande, acumuló 28 errores no forzados y mostró señales de angustia durante el partido, al punto de contener las lágrimas en varios pasajes.

El resultado fue histórico: el primer doble 6-0 en una final de Wimbledon desde 1911 y la derrota más contundente en un Grand Slam desde que Steffi Graf venció a Natasha Zvereva en Roland Garros 1988.

“Esto me llega muy pronto”, había dicho Anisimova en la previa. Tras ocho meses fuera del circuito por problemas de salud mental, su regreso al más alto nivel fue tan inesperado como impresionante. A sus 24 años, todavía tiene margen para convertir esta experiencia en aprendizaje.

Para Swiatek, en cambio, esta victoria marca un renacer en una temporada que venía siendo irregular: sin títulos en más de un año y relegada al octavo puesto del ranking, la polaca necesitaba un impulso. Y lo encontró en el lugar más inesperado: sobre el césped de Wimbledon.